viernes, 11 de junio de 2010

Desaparecer

Es necesario, a veces, desaparecer.
Es necesario, a veces, morir.
¿Cuántas veces tendré que morir para ser siempre yo? (Carlos Alberto García).
No es simple verlo, no sale solo ni a primera vista. Pero cuando uno ha muerto, por lo menos una vez, valora sin más, la vida. Lo HERMOSO de vivir.
¿Quién se atreve a decir que no murió?¿A quién no mataron en vida?
El desaparecer es más complejo. Nos matan, pero nos ven vivos. Si desaparecemos, ya no estamos. No estamos muertos, ojo, solo ausentes.
Si, yo también estuve ausente: los ojos vacíos, el alma en otro lado, la mirada perdida.
Lamentablemente, tenemos que desaparecer más de la cuenta. Más veces de la que uno querría.
El tiempo, ese que condena sin perdón, ese nos va a hacer desaparecer y luego irremediablemente olvidar. No seremos más, y luego, no estaremos más. Distinto nos puede parecer.
El mundo es como lo contemplamos, la muerte inevitable, pero no hace falta que sea tan trágico.
No lo decidimos nosotros, es más fácil si viene de otro lado.
No se preocupen, también van a desaparecer.

domingo, 2 de mayo de 2010

La oportunidad perdida

El miedo a lo nuevo no es de estos días, siempre existió.
Es posible que hoy sea menos, no creo. Hoy tenemos más oportunidades, no solo una, a veces se repiten, se copian y pegan, una y otra vez y siempre con diferentes caras.
Que terrible es el miedo a lo nuevo y sin embargo, por naturaleza, no siempre nos atrevemos a experimentar. ¿Ejemplos? ¡Hay muchos! No probamos una nueva comida, solo porque no nos gusta el color, no nos atrevemos a hablar con la persona que nos gusta porque le tenemos miedo al rechazo (preferimos guardar la esperanza intacta a averiguar si existe una posibilidad), no nos largamos solos porque la noche parece muy oscura.
¿Cuántas veces nos quisimos bajar del colectivo por una persona? ¿Cuántas veces nos ahorramos las palabras cuando realmente debimos haberlas dicho?¿Cuántas veces dejamos algo por sentado, sabiendo que era imprescindible decirlo? Que tristeza. Que pena ser humano, con prejuicios, con miedos, con la derrota en la frente antes de la batalla.
¿Hasta cuando?
El miedo es inherente al ser, al igual que el instinto nos prohíbe ser amigos de arañas y víboras, sentirnos bien cuando estamos solos de noche, o no transpirar cuando rendimos un examen.
Poco sentido tiene, pero es inevitable.

"Ves a una muchacha que tiene todo en los lugares apropiados, y te decís: es ella. Pero no estirás el brazo, y en ese segundo en el que dejás de ser vos mismo, la muchacha da vuelta a la esquina y se te pierde. Ahora ya es tarde: esos hablan por vos, y ella es un sueño que morirá con vos."

La oportunidad perdida.

Un lugar en la web

¡Hola lugareños!
Lamento la ausencia eterna. Aunque solo pasaron un par de días (casi como 30) la verdad es que no subí nada porque no tengo en la mente ningún tema para escribir.
A veces siento que escribimos cuando las palabras, las situaciones, las personas que nos rodean, los encuentros, las salidas, los que amamos, las charlas con los que amamos, no son suficientes para expresar lo que queremos decir. Cuando nunca nos sentimos completos.
¡Maldita la sensación de vacío!
Sin embargo, cuando la vida presenta una planicie, nos permite darnos el lujo de vivir (sentirnos, creernos) felices, y el cotidiano, el día a día, nos deja satisfechos, nos permitimos no expresarnos de forma escrita: No escribimos una palabra. Lamentablemente me siento en una planicie.
Mis palabras vaciás, dudo que expresen algo.
Por eso, de nuevo, invito a cualquiera que tenga ganas, necesidad, o solo le guste escribir, que me envíe alguna nota que tenga y la publicamos. Como siempre, sigue siendo un espacio abierto para quien quiera. Invitados están.
Mi persona va a intentar desarrollar algo, expresar algo, forzado, pero solo escribiendo surge la inspiración. No son palabras mías, son de alguien más.

jueves, 8 de abril de 2010

Las flores de otoño

Como en cada estación, siempre se pueden esperar sorpresas. En esta también.
El frío trae melancolía y recuerdos, la falta de sol, vivencias pasadas. Las narices frías, las bufandas largas, los cuerpos inflados, todo es propio de estos días, dueños del tiempo.
Cada estación es mágica, cada una, una oportunidad. Por cada día que pasa, hay uno que viene, por cada sueño roto, nacen 10. La belleza del tiempo, la felicidad de estar vivos, los recuerdos compartidos, la esperanza nueva. Todo es propio del día, dueño del tiempo.
Y como cada estación tiene su magia, es bueno tratar de descubrir y saber que siempre hay esperanzas y oportunidades.
El otoño es nuestro, las flores también. Las flores del otoño. Nadie, nadie, puede cortarlas.
Las personas son como las flores.
Mirar a los ojos y percibir la magia, ver la chispa. Las plantas florecen, las personas también. Florecerás y las cosas florecerán a tu lado. Así hablaron.
Todo está iluminado. Las sombras que existieron se fueron con la estación, el verde se va, pero la esperanza queda. El celeste del cielo no se puede borrar. Nunca podrán borrarlo.
Como dijeron por ahí, podrán cortar todas las flores, pero no acabarán con la primavera.
Soñar. Hoy sueño.
Nunca, pero nunca olvidar. (No olvido).
Y creer...

martes, 23 de marzo de 2010

El amor después del amor

Alguien me dijo una vez que si dos personas están hechas para pasar el resto de la vida juntos, el universo entero se complota para que esto ocurra.
En realidad, sobre este tema soy un poco incrédulo. Primero, hay que tener en cuenta que físicamente esto no es muy probable y segundo tenemos que considerar que la vida es eternamente cambiante y tiene tantos recovecos como un laberinto de difícil solución.
Si dos personas están creadas para vivir juntas eternamente, ¿cómo es posible que la vida le interponga pruebas tan complicadas que harían dudar hasta el más devoto de los fieles? ¿Porque el corazón duele tanto a veces por un amor que debe corresponderse?
Eso no es el universo ni mucho menos. Eso es la voluntad (estúpida a veces) de la gente. Es posible que un tonto impulso pueda arruinar lo que al universo entero le cuesta muchísimo trabajo realizar. ¿Por qué el amor es tan accesible de aceptar, cómodo de llevar y difícil de olvidar?.
¿Es posible llorar de por vida por el amor perfecto?¿Es compatible la conjunción de fenómenos del universo con el amor eterno truncado?.
No se puede llorar por lo que no es, por lo que no fue. No se puede remar contra la corriente que nosotros creamos y alimentamos. No podemos abastecer de por vida un mar con lágrimas. Las heridas del corazón un día tienen que sanar. Las cicatrices quedan, no para doler, sino para advertir y no dejarnos olvidar.

El universo no se complota ni mucho menos, las cosas las crea uno, se nutren de a dos y se comparten con todos.

El amor no es único, pero ninguno es parecido y los pequeños detalles que cada uno deja o se lleva es lo que hace que la vida entera tenga sentido.

jueves, 11 de marzo de 2010

El calor de los vivos

Hace muy poco tiempo tuve la oportunidad de tocar a una persona muerta.
Lo que primero me llamó la atención fue la temperatura, estaba muy fría y hacía solo un par de horas que había muerto. Lo que me llevó a pensar en un factor que muchas veces no tenemos en cuenta; el calor del cuerpo, el de la vida. Curiosamente muchas veces representamos los estados de ánimo con la temperatura corporal. De ello podemos dar muchos ejemplos. - Mirá lo caliente que está- a veces decimos cuando alguien está enojado. -Sos fría como una tumba- cuando alguien es carente de expresiones. ¡Y de esas muchas!. Sin embargo es real que la temperatura del cuerpo cambia de acuerdo a la situación. Cuando estamos "ardientes" de deseo (aclaro que me refiero al sexo) la temperatura del cuerpo asciende de manera brusca y la circulación de la sangre aumenta y comenzamos a transpirar, etc, etc. ¡Muchísimos síntomas que demuestran que estamos vivos!. Cuando nos llevamos un susto, nuestro rostro se paraliza, nos ponemos muy pálidos, casi como blancos y nos sentimos fríos como una heladera.
La temperatura del cuerpo nos hace vivos, seres animados, móviles. Los muertos lamentablemente no gozan de ese privilegio, los que ya no están (sean ex-vivos, personas que dejaron entre nosotros sus cuerpos como testimonio de que existieron) no tienen calor, no lo generan ni lo poseen.
El calor no es un derecho, sino un privilegio. Nosotros, los vivos, somos una vela, generamos calor, pero nuestra mecha tiene fecha de vencimiento.
Lo importante es medir cuanto candor y calidez producimos antes de apagarnos...

sábado, 6 de marzo de 2010

La insoportablemente triste comodidad de la rutina

Levantarse, cambiarse (con sueño, lo que nos lleva a pensar en la siesta), desayunar algo rápido, trabajar, volver, comer, acostarse (pocas veces), levantarse, gym, volver, bañarse, comer algo, pensar en acostarse, (a veces, pero solo a veces, o casi siempre, es lo mismo: un poco de sexo) y volver a dormir como si nada hubiera pasado, para poder levantarnos de nuevo al día siguiente.
Esa triste y simple secuencia de sucesos es la que marca la rutinaria conducta de la mayoría de los seres humanos.
Lo curioso de ello es que cuando uno le consulta sobre la felicidad, dicen que está a pleno, la disfrutan al máximo. Aunque tal vez, nunca supieron de que se trata (casi podría asegurarlo).
Creo que la felicidad no es la rutina, no es levantarse todos los días para ir a trabajar para poder ganar el peso necesario para comprar las zapatillas necesarias para poder ir a trabajar. Y como ese ciclo, podemos repetirlo y multiplicarlo por mil. O trabajar horas extras para poder ganar el dinero suficiente para irnos de vacaciones con el objeto de descansar y recuperarnos de la cantidad de horas extras que trabajamos.
Es una ironía estúpida, a la cual estamos sometidos la mayoría de los seres humanos, que creemos en un sistema que nunca creamos pero en el cual estamos inmersos y, lamentablemente, ahora somos parte y, a veces, hasta piezas necesarias para que el mismo siga funcionando.
Las personas se resignan a la rutina porque creen que es el único camino. Mis ancestros lo hicieron así, mis padres lo hacen así y seguramente mis hijos lo van a hacer. Entonces, ¿por qué yo no?.
La respuesta es simple, porque la conducta repetitiva y ancestral, no siempre es la correcta. Y mis padres y predecesores, poco consideraban y tenían en cuenta el paso del tiempo.
Si muchos años atrás se asesinaban bebés en nombre de Dios, pocos años atrás todo el mundo manifestaba su creencia religiosa asistiendo a ceremonias y hoy yo no comparto ninguna idea teológica, lo que significa que las prácticas de vida están cambiando, ¿por qué debemos continuar con la estúpida y desgastante rutina del trabajo por necesidad?.
Cuando nos levantemos mañana, pocos vamos a considerar que lo que pasó entre hoy y mañana, fue un día, es decir 24 irrecuperables horas.
Mañana nos quedará un día menos de vida, mañana será un día mágico, único, el último que vivamos hasta pasado mañana. Tristemente para muchos, solo será un nuevo día de trabajo y rutina.

domingo, 28 de febrero de 2010

El brillo propio

Este artículo tal vez es un poco personal, ¿pero cuál no lo es?. Prácticamente todas las notas son comentarios de lo que percibo del mundo, esta se incluye.
Hace un tiempo ya, empecé a notar que hay gente que tiene brillo propio. Pero es tán particular que se nota desde lejos, al igual que una lámpara de campo desde la ruta. Como hay gente con brillo, está el resto sin, es la mayoría, que pasa al rededor nuestro como si nada ocurriera. Es obvio que podemos notarlos, son personas al igual que cualquiera y tienen vidas, buenas, malas, divertidas, etc, al igual que cualquiera.
La gente con brillo propio, atravieza al vida con un aura en la que uno puede considerar que no existe mal posible que la dañe o afecte. Es tal la vitalidad que tienen, que sus ojos brillan y se encienden como las flores al sol o el rocío de la noche con la luz de la luna.
Tengo ejemplos concretos y muchos nombres de personas con brillo propio, pero eso lo guardo para mí. Cada uno debe descubrir el brillo del que lo posee.
Los otros (los sin brillo) deseamos brillar a la par de los primeros, aunque la mayoría del tiempo solo nos nublan y opacan. Pero el resplandor de estos en nosotros es como el que recibe la luna del sol, gracias a él, podemos verla. Y hasta a veces enamoranos.
El brillo es un don, al igual que la habilidad para el deporte, para las relaciones o para el amor. No se gana ni se pierde, solo se posee. Y todos queremos brillar, aunque la luz propia muchas veces sea un faro que solo se pierde en la ocuridad de la noche.

sábado, 20 de febrero de 2010

Contando estrellas

Dicen que existen, solo en nuestra galaxia, más de 100.000 millones de estrellas.
Considerando que en la tierra vivimos al rededor de 6000 millones de habitantes, eso nos daría el suficiente permiso para poder sentirnos dueños de al menos una. ¡Yo quiero tener mi estrella! Y es posible que alguien se pregunte: ¿Con que objeto?. La respuesta tal vez no satisface, pero basta detenerse un minuto a contemplar el cielo nocturno, donde esos maravillosos astros habitan, para entender la necesidad de posesión de semejante majestuosidad.
Una estrella no es solamente un cuerpo infinitamente grande y lejano. Tiene el valor agregado de ser una ventana hacia el pasado, hacia la historia, la prehistoria y a veces, los albores del universo.
Cuando miramos una estrella, la luz que llega a nuestros ojos y nos imprime en la retina la belleza del astro, es una luz que ha sido emitida, en muchos casos, miles de años antes de que los seres humanos habitaran el planeta. Incluso algunas estrellas están tan alejadas, que la luz que ellas proveen, se emitió antes de la creación de la tierra misma.
Pero curiosamente hay astros que no están tan lejos, sino mucho más cerca de lo que creemos. Tal es el caso, que algunos hasta habitan entre nosotros e irradian una luz tan poderosa que solo pocos son capaces de pasar por alto. Hay estrellas en la tierra, en cada barrio y en cada familia, que la luz que derraman de sus ojos nos da seguridad, hace que nos reconfortemos y nos ilumina el camino.
Lamentablemente muchas veces también queremos ser dueños de esas estrellas, que en realidad deberían pertenecer a todos.
Hoy yo quiero mi estrella, hoy me voy a adueñar de una. A nadie le voy a avisar ni pienso firmar documento alguno, total, si me equivoco y no es la correcta, hay millones más en ese infinito cielo nocturno.
Algún día, seré dueño de una.

lunes, 8 de febrero de 2010

Lo que dejamos

Siempre que alguien desaparece de nuestras vidas ocurren dos cosas curiosas: La primera es el vacío que provoca en las personas que quedamos (infinita tristeza) y la segunda es el melancólico recuerdo de los buenos momentos que vivimos al lado de esta (la sensación de vacío se agudiza y es cuando provoca dolor).
La desaparición física es una inevitable consecuencia del ser vivo. Por ser humanos tenemos el plus de ser conscientes de nuestro deceso. Lamentablemente, ya que la vida es finita, también lo es todo lo que en ella se desarrolla.
Mañana a nadie le importará si hoy fuimos felices o si dejamos mucho y; mucho menos si perdimos oportunidades. Mañana todo habrá pasado como si a nadie le hubiera importado.
Por lo que no es tan útil lo que nos llevamos (sea dolor, sea felicidad) lo que realmente importa es lo que dejamos.
La herencia es lo que muestra al mundo que nosotros fuimos, que existimos en algún momento. La enseñanza, los sueños compartidos, la vida de todos, que es una sola al fin.
Todos tenemos recuerdos y nos reconfortamos en ellos, todos tenemos a quien llorar, a nadie le falta muertos.
Porque esos, los que ya no están, son los que dejaron marcas imborrables en nosotros, son los nuestros, los que nos conforman, los que nos hicieron.
No importa qué se llevaron y ni siquiera lo que nunca compartieron, lo que realmente importa es lo que nos dejaron, lo que hoy nos hace, lo que siempre estará en nuestro recuerdo.
Hoy podemos extrañar, hasta sufrir por ello. Mañana solo será un grato recuerdo, una llama inagotable de cariño, donde podemos reconfortarnos cuando el mundo se pone frío.

jueves, 4 de febrero de 2010

Construiré una balsa

Y seguro me iré a naufragar.
Dice el tema: estoy muy solo y triste acá en este mundo, casi como abandonado (modificaciones a cargo del autor de la página).
La verdad, no es cierto. Pero si noto que el mundo es algo vacío, vacío como la esperanza del que todo lo pierde o la del que nunca tuvo nada. Siento que el mundo es de aquellos que solo llenan sus bocas con frivolidades y hacen de cuenta que son los dueños de algo que no les pertenece.
El mundo en realidad es nuestro, de los que somos, los que estamos y los que cumplimos una misión.
Nadie dijo que sería fácil luchar contra todo, ninguna guerra se gana sentado esperando o llorando en un rincón. Es solo cuestión de salir a luchar y reclamar por lo nuestro, lo que creemos de otros, pero en realidad nos pertenece.
Decía Mercedes que solo se trata de vivir. Al final, solo se trata de vivir. Es un hermoso tema y suena como el cielo, pero no es verdadera la afirmación.
Si me atreviera a corregir (me atrevo) diría que solo se trata de ser feliz. Nadie puede dar una respuesta ni decir que puerta hay que tocar, pero solo se trata de ser feliz.
Buscamos los caminos, descubrimos las piedras de la vida, vemos los nuevos rumbos y siempre, pero siempre ponemos a descansar la pena (hasta la próxima vez).
Nos equivocamos, nos reímos, nos enamoramos y ¿para qué? Solo para ser felices.
Ninguna nota tuvo tan poco sentido como esta y ninguna tantas verdades, hoy construiré una balsa y solo, como llegué y como voy a partir, me iré a naufragar.

viernes, 29 de enero de 2010

Cumplimos 3 años

Aunque soy un poco (mucho) colgado y se me pasó la fecha específica, hay que tener en cuenta que hace 2 días, Un Lugar en la Tierra cumplió 3 años online.
No se si hay mucho para reflexionar acerca de las notas, los comentarios, el número de visitas, etc... sin embargo siempre da para agradecer, por eso quiero hacer mención al echo de que todo lo que escribo es para ustedes, mis fieles (¿habrá alguno?) lectores. Mis pensamientos, más que extraños y ridículos algunos, son la esencia de lo que estoy hecho.
Posiblemente se pueda notar el paso del tiempo en los diferentes temas que trato en cada una de las notas, invariablemente con el tiempo también vienen las desgracias y las alegrías. Cada una de las estupideces en que divago y finalmente plasmo en estas letras me reflejan y también a mi estado de ánimo.
Lamentablemente alguna de las notas fueron mal interpretadas, otras aburrieron y otras ni siquiera se entendieron. Sin embargo creo que siempre valió la pena.
Para los que están, para los que siguen, para los que alguna vez estuvieron: Gracias.

Y ahora, luego de esta melancólicamente estúpida introducción, les aclaro lo siguiente:
Voy a seguir fastidiándolos a todos con mis carambólicas estupideces. Y si quieren dejar algo por escrito, aprovechen el espacio, que es para todos!

domingo, 24 de enero de 2010

Sobre la Historia que alguna vez escribí

En este punto tengo que hacer un parate.
Lamentablemente no tengo ninguna tercera parte y no me creo capaz de poder escribirla. La explicación es simple: no la escribí en su debido momento y ya no consigo la misma inspiración.
La historia posiblemente estaba referida a una persona que alguna vez se cruzó en mi camino, tal vez era como la flor, la hermosa rosa blanca.
Cuando la inspiración vuela, ya sea por amor, ya sea por tristeza, cualquier espontaneidad que tengamos, es maravillosa y única. Lamentablemente, cuando buscamos inspiración en el lugar equivocado y forzamos lo que no es, el resultado es confuso; desastroso diría yo. Es como exigirle a un pintor una obra de arte un día cualquiera. Es como pedirle a Miguel Angel un David todas las semanas.
La meta es más que dura y el camino equivocado.
Por lo que en este momento no me encuentro dispuesto a escribir lo que no siento y la búsqueda dentro mio no ayuda al resultado.
La hermosa historia que alguna vez escribí se vio truncada, como todas las historias en la vida. Como la vida misma en el día de nuestro deceso.

miércoles, 13 de enero de 2010

La historia que alguna vez escribí. Parte 2

Resulta que los días transcurrían y de a poco la belleza terrenal se fue convirtiendo en una mágica figura femenina, reina sin castillo, princesa sin príncipe, sol sin noche, cielo sin nubes. Y la increíble figura femenina de a poco fue cautivando a los curiosos ojos que se animaban a mirarla y podían sostener su mirada por más de un segundo.

Los ojos, ¡Ay! Los ojos. Una fusión entre el cielo y la tierra. El hermoso rocío de la mañana y el infinito espacio estelar se alcanzaban a distinguir como un retrato del mejor pintor en el fondo de tan perfectas esferas. Quien pudiera algún día ser dueño de tan magistral creación…

La boca, ese imperceptible hilo rojizo que conquistaba al más duro de los mortales. Apenas una mueca bastaba para derretir el hielo de una montaña, apenas una sonrisa lograba contagiar la alegría de los pájaros en el cielo y la de los peces en el agua.

El mundo era de ella, el mundo se rendía ante semejante creación, aunque solo unos pocos lo pudieran advertir. Y así como iba tomando forma de mujer, el tiempo se iba deteniendo, para que la eterna belleza perdurara por y para siempre.

Los rayos del sol tenían miedo de tocarla, el candor de la luna, de noche, la acariciaba distraídamente cuando ella parpadeaba. Y el universo entero se orientaba para que la magia que ella creaba y lograba en todos, fuera eterna y perpetua. Eterna como los hielos al sur, perpetua como las montañas, misteriosa como los desiertos, hermosa como el beso de un enamorado…

La historia que alguna vez escribí. Parte 1

Cuenta la leyenda que el 4 de ....de 19.., un pimpollo de rosa nació. Algunos dicen que era una noche muy fría, otros aseguran que la noche no era fría, sino que el calor que necesitó ese pimpollo para brotar fue tan intenso que el vapor que salía de las bocas de los transeúntes creaba un rocío que parecía el suspiro de mil ángeles.

Resulta que pocos pudieron notarlo, pero ese pimpollo no se parecía en nada a las demás rosas blancas que embelesaban la majestuosa planta. No, era un pimpollo diferente. El olor que emanaba era tan dulce que podría haber confundido a la abeja más decidida. El brillo incandescente, continuo de noche y de día, simulaba un sol naciente, de la tierra, de donde brotan todas las cosas del universo.

Pero esa rosa no pertenecía a la nobleza; gente principada que se siente dueña de todo. No. Aunque un castillo para ella sola le habría quedado chico. Esa rosa era del pueblo, de todos los seres que pudieran apreciarla, de todos los espíritus perdidos que necesitaran una guía. Sin embargo, esa rosa tampoco podía ser del pueblo, ella misma no podría tener dueño. El brillo intenso, el olor empalagante, el candor perpetuo, simplemente eran mucho para una sola persona o para el mundo mismo. La magia del universo nunca puede, ni debe, tener dueño. Al igual que los suspiros no tienen dueño y las lágrimas perdidas tampoco.

A medida que pasaba el tiempo, más y más se diferenciaba de las demás hermosas rosas blancas. Los más observadores aseguraban que tomaba la forma de un ser humano, con su gracia y sus gestos tan particulares. Otros aseguraban que era la forma de Dios en la tierra... Aunque nadie, ni por más cautivado que se encontrara por semejante belleza se animó a cortarla y hacerse dueño.

domingo, 3 de enero de 2010

Fantasmas por todos lados

La sensación de miedo muchas veces proviene de nuestra incapacidad de poder controlar la situación.
Cuando uno habla de entes sobrenaturales, de apariciones extrañas, de sucesos extraordinarios, de fantasmas, siente la misma incertidumbre, el miedo absurdo a lo desconocido.
Pero hay algo seguro, hay fantasmas por todos lados. Y no solo de esos que llevan capas blancas y asustan a los chicos. Hay fantasmas que viven entre nosotros y nos atormentan con sus apariciones, previstas a veces, pero muy dañinas.
Muchas veces no queremos verlos más, sin embargo casi siempre los necesitamos. Somos como el lobo de las nieves, que chupa el cuchillo con sangre que deja el cazador, sin saber que luego de un ratito, la sangre que está lamiendo es la misma que desprende su lengua lastimada, pero el hambre es tan insoportable que el lobo hace caso omiso al dolor y sigue comiendo y, luego de un par de horas de torturas, muere finalmente desangrado.
No nos diferenciamos en nada al lobo, eso somos. El lobo sufre por el fantasma del hambre, nosotros por el de los recuerdos. Por los mismos recuerdos vivos.
Hay fantasmas por todos lados, tratemos de no convertirnos en uno. Mejor ser un espíritu.