martes, 27 de octubre de 2009

Una luz entre las sombras

Hay veces en que todas las linternas del mundo no alcanzan. Simplemente la oscuridad es tan cerrada que ni los ojos más agudos podrían detectar una ínfima parte del relieve del camino. No hay luces, no hay ojos, ni todos los amigos del mundo son capaces de encender la mecha. No alcanza palabra ni caricia que logre curar el alma ni apagar el incendio que nunca produjo calor. El tiempo... el tiempo... que es poco, que no alcanza...
La luz está, solo hay que correr el paño que la obstruye. Hay que animarse, pero solo cuando se está list@. Ojo, nadie te avisa, pero de a poco te vas a dar cuenta cuando sea el momento. Ahh, es para volverse loc@. Va y viene, te animás y te da mucho miedo, decís que si y luego lo pensás. ¿Cuanto tiempo lleva? De a poco aprendemos. Nadie nació sabiendo caminar, nadie nació sabiendo que nos íbamos a enamorar, nadie predijo como acabará la vida ni cuantas veces vamos a tener el corazón roto. El tiempo, que es poco, que no alcanza.
¿Cuanto más?...
Es como que todas las notas revelan dolor, como que el amor, en el que nunca creí, me está haciendo mucha falta. No más notas como esta. Todo termina alguna vez...

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