lunes, 19 de diciembre de 2011

¡Pamplinas!

Sinónimo de remilgo, los locos no se dan cuenta, pero nadie presenta, ni en la más austera necesidad, la petición que solo los verdaderos caballeros (no los de la mesa redonda) se animaron a hacer, una nota que diga, simplemente: Te quiero.
Son dos palabras, que suenan como un poema, como el agua cuando cae por la mañana, como el rocío de una noche de invierno. Y si al lector no le suena así, puede ser por una razón (que me la reservo) acaso le suena como el ruido de una cebolla recién cortada, como la explosión de una mina profunda, como el suspiro disimulado con un bostezo.
Quizás no sea una pavada, usted se dará cuenta, apenas cierra los ojos y pone la mente en blanco, nota la ausencia del todo y la presencia del vacío... (no se preocupe, hay mucha gente en la tierra)
Resulta que un Te quiero, apareció una vez escrito, donde nadie quiso leerlo. Tal vez no existía destinatario, tal vez una muñeca quiso escribir, con un rápido reflejo, un Te odio.
Al fin y al cabo, no importa, está escrito para quien quiera leerlo, porque es el sueño de las enamoradas, la nostalgia de las viudas y el deseo de las solitarias. Ojo, nadie espera nada, pero algunos, todavía dan.


1 comentario:

Anónimo dijo...

MUY LINDA NOTA....
BIEN CARGADA DE SENTIMIENTOS...
QUE TE HABRA PASADO PARAQUE ESCRIBAS ESO?