domingo, 3 de abril de 2011

El jardín de los senderos que se bifurcan

Siempre que uno piensa duplicarse, ser más que lo que realmente somos, es decir una unidad, aparecen dudas y problemas. Es como un jardín, con un solo sendero, pero muchas veces se bifurca, trata de ser muchos. Lamentablemente en el final se termina uniendo, y ya que tiene diversos finales, la consecuencia es que siempre quedamos solos.
¿Quién se atreve a decir que es culpa nuestra? ¿Qué no es parte de la vida? ¿Qué no somos más que exploradores buscando la felicidad, tratando de engañar a la soledad?
Y cuando volvemos a ser uno, sucede que siempre extrañamos, sobretodo a los imposibles. Los que antes eran y ya no están.
No queda más que regocijarnos con la felicidad que una vez fue y que sin duda volverá. A veces, al punto final no le sobran puntos suspensivos.
Todo se acaba y todo cambia, uno mismo (nosotros), siempre.
Sin duda vamos a extrañar. Pero la vida es esto y no acaba más que una sola vez, la definitiva.

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