miércoles, 6 de julio de 2011

Un turrón y a soñar...

Sueño que soy yo, dentro de no mucho, viéndome al espejo y preguntando: ¿Qué pasó?
¿Qué has hecho, o el tiempo hizo, o la gente, de esa persona viva, reluciente, brillante, que solías ser?
Entonces yo me respondo con otra pregunta: ¿Soy yo el que está frente al espejo o es una imagen desarticulada, vencida, dañada, de mi? ¿Soy el mismo joven, que un día soñaba con la luna, el amor, el espacio, la cama con 2 cuerpos, la vida eterna? ¿El que le tenía miedo a los aviones tapando el celeste el cielo liberando bombas de fuego, con los muertos comentando lo mal que se está del otro lado, con los nuestros lejos, tan lejos que olvidados?
Y me doy cuenta que estoy equivocado. Nadie, nadie puede ser más de 1 persona a la vez. Somos el hoy, el presente. El niño que una vez fui, inocente y feliz, quedó en un recuerdo que cada vez se hace menos nítido y sólo le deja espacio a los recuerdos bonitos. La memoria del pasado reciente me muestra que no siempre fui feliz, pero no me explica por que. Hay mucha tierra y mucho polvo que oscurece lo que no quiero recordar, sólo para no sufrir.
La persona que alguna vez seré, no existe. Solo puedo ver en retrospectiva, ya que el futuro, el destino y los viejos que seremos todavía no están escritos y no habitan más que en nuestra fantasía. Es inútil pensar en el mañana no inmediato.
Somos hoy y fuimos ayer, pero ¿seremos mañana?.
Y después me despierto, dejo de soñar por un rato y vuelvo a caer en el limbo.
Pero no es cíclico, tal vez me canse y será ese momento en que me daré cuenta de que la vida pasó y no es más que un mero recuerdo del que, tristemente, solo yo tendré registro...