miércoles, 26 de enero de 2011

Todo está iluminado

Everything is illuminated...

Unas veces se levantaba triste, otras feliz, parecía una montaña rusa, la misma que se confunde con lo que llaman vida. Se sentía el Fénix, resucitado cada 500 años, luego se consumía en sus propias cenizas. Daba la sensación de vivir muchas veces la misma vida, con sus días, su gente, sus sueños. Sin embargo, algo llamaba la atención: pudo notar que el día era cada vez más largo. Le gustaba la luna, claro, era un ser humano. Sin embargo prefería el sol. Se dio cuenta de que el sol producía calor y la luz que emitía resaltaba los colores, pero no descuidó la idea de que también esa luz generaba sombras. Sin embargo, a una cierta hora del día (casi siempre la misma) pudo observar que los rayos del astro incidían tan perpendicularmente (asumiendo la consecuencia de tal aberración) sobre los objetos, que desaparecían todas las sombras.
Es redundante afirmar que no era tonto, ya lo había notado en otra oportunidad, sin embargo esta vez era diferente, ya que había tomado una determinación: decidió vivir por siempre a esa hora, en ese momento del día. Entonces detuvo su reloj, miró al cielo y se sentó a dormir bajo el sol, en un día eterno. Y notó, para siempre, que todo estaba iluminado.