Este artículo tal vez es un poco personal, ¿pero cuál no lo es?. Prácticamente todas las notas son comentarios de lo que percibo del mundo, esta se incluye.
Hace un tiempo ya, empecé a notar que hay gente que tiene brillo propio. Pero es tán particular que se nota desde lejos, al igual que una lámpara de campo desde la ruta. Como hay gente con brillo, está el resto sin, es la mayoría, que pasa al rededor nuestro como si nada ocurriera. Es obvio que podemos notarlos, son personas al igual que cualquiera y tienen vidas, buenas, malas, divertidas, etc, al igual que cualquiera.
La gente con brillo propio, atravieza al vida con un aura en la que uno puede considerar que no existe mal posible que la dañe o afecte. Es tal la vitalidad que tienen, que sus ojos brillan y se encienden como las flores al sol o el rocío de la noche con la luz de la luna.
Tengo ejemplos concretos y muchos nombres de personas con brillo propio, pero eso lo guardo para mí. Cada uno debe descubrir el brillo del que lo posee.
Los otros (los sin brillo) deseamos brillar a la par de los primeros, aunque la mayoría del tiempo solo nos nublan y opacan. Pero el resplandor de estos en nosotros es como el que recibe la luna del sol, gracias a él, podemos verla. Y hasta a veces enamoranos.
El brillo es un don, al igual que la habilidad para el deporte, para las relaciones o para el amor. No se gana ni se pierde, solo se posee. Y todos queremos brillar, aunque la luz propia muchas veces sea un faro que solo se pierde en la ocuridad de la noche.
Hace un tiempo ya, empecé a notar que hay gente que tiene brillo propio. Pero es tán particular que se nota desde lejos, al igual que una lámpara de campo desde la ruta. Como hay gente con brillo, está el resto sin, es la mayoría, que pasa al rededor nuestro como si nada ocurriera. Es obvio que podemos notarlos, son personas al igual que cualquiera y tienen vidas, buenas, malas, divertidas, etc, al igual que cualquiera.
La gente con brillo propio, atravieza al vida con un aura en la que uno puede considerar que no existe mal posible que la dañe o afecte. Es tal la vitalidad que tienen, que sus ojos brillan y se encienden como las flores al sol o el rocío de la noche con la luz de la luna.
Tengo ejemplos concretos y muchos nombres de personas con brillo propio, pero eso lo guardo para mí. Cada uno debe descubrir el brillo del que lo posee.
Los otros (los sin brillo) deseamos brillar a la par de los primeros, aunque la mayoría del tiempo solo nos nublan y opacan. Pero el resplandor de estos en nosotros es como el que recibe la luna del sol, gracias a él, podemos verla. Y hasta a veces enamoranos.
El brillo es un don, al igual que la habilidad para el deporte, para las relaciones o para el amor. No se gana ni se pierde, solo se posee. Y todos queremos brillar, aunque la luz propia muchas veces sea un faro que solo se pierde en la ocuridad de la noche.