domingo, 28 de febrero de 2010

El brillo propio

Este artículo tal vez es un poco personal, ¿pero cuál no lo es?. Prácticamente todas las notas son comentarios de lo que percibo del mundo, esta se incluye.
Hace un tiempo ya, empecé a notar que hay gente que tiene brillo propio. Pero es tán particular que se nota desde lejos, al igual que una lámpara de campo desde la ruta. Como hay gente con brillo, está el resto sin, es la mayoría, que pasa al rededor nuestro como si nada ocurriera. Es obvio que podemos notarlos, son personas al igual que cualquiera y tienen vidas, buenas, malas, divertidas, etc, al igual que cualquiera.
La gente con brillo propio, atravieza al vida con un aura en la que uno puede considerar que no existe mal posible que la dañe o afecte. Es tal la vitalidad que tienen, que sus ojos brillan y se encienden como las flores al sol o el rocío de la noche con la luz de la luna.
Tengo ejemplos concretos y muchos nombres de personas con brillo propio, pero eso lo guardo para mí. Cada uno debe descubrir el brillo del que lo posee.
Los otros (los sin brillo) deseamos brillar a la par de los primeros, aunque la mayoría del tiempo solo nos nublan y opacan. Pero el resplandor de estos en nosotros es como el que recibe la luna del sol, gracias a él, podemos verla. Y hasta a veces enamoranos.
El brillo es un don, al igual que la habilidad para el deporte, para las relaciones o para el amor. No se gana ni se pierde, solo se posee. Y todos queremos brillar, aunque la luz propia muchas veces sea un faro que solo se pierde en la ocuridad de la noche.

sábado, 20 de febrero de 2010

Contando estrellas

Dicen que existen, solo en nuestra galaxia, más de 100.000 millones de estrellas.
Considerando que en la tierra vivimos al rededor de 6000 millones de habitantes, eso nos daría el suficiente permiso para poder sentirnos dueños de al menos una. ¡Yo quiero tener mi estrella! Y es posible que alguien se pregunte: ¿Con que objeto?. La respuesta tal vez no satisface, pero basta detenerse un minuto a contemplar el cielo nocturno, donde esos maravillosos astros habitan, para entender la necesidad de posesión de semejante majestuosidad.
Una estrella no es solamente un cuerpo infinitamente grande y lejano. Tiene el valor agregado de ser una ventana hacia el pasado, hacia la historia, la prehistoria y a veces, los albores del universo.
Cuando miramos una estrella, la luz que llega a nuestros ojos y nos imprime en la retina la belleza del astro, es una luz que ha sido emitida, en muchos casos, miles de años antes de que los seres humanos habitaran el planeta. Incluso algunas estrellas están tan alejadas, que la luz que ellas proveen, se emitió antes de la creación de la tierra misma.
Pero curiosamente hay astros que no están tan lejos, sino mucho más cerca de lo que creemos. Tal es el caso, que algunos hasta habitan entre nosotros e irradian una luz tan poderosa que solo pocos son capaces de pasar por alto. Hay estrellas en la tierra, en cada barrio y en cada familia, que la luz que derraman de sus ojos nos da seguridad, hace que nos reconfortemos y nos ilumina el camino.
Lamentablemente muchas veces también queremos ser dueños de esas estrellas, que en realidad deberían pertenecer a todos.
Hoy yo quiero mi estrella, hoy me voy a adueñar de una. A nadie le voy a avisar ni pienso firmar documento alguno, total, si me equivoco y no es la correcta, hay millones más en ese infinito cielo nocturno.
Algún día, seré dueño de una.

lunes, 8 de febrero de 2010

Lo que dejamos

Siempre que alguien desaparece de nuestras vidas ocurren dos cosas curiosas: La primera es el vacío que provoca en las personas que quedamos (infinita tristeza) y la segunda es el melancólico recuerdo de los buenos momentos que vivimos al lado de esta (la sensación de vacío se agudiza y es cuando provoca dolor).
La desaparición física es una inevitable consecuencia del ser vivo. Por ser humanos tenemos el plus de ser conscientes de nuestro deceso. Lamentablemente, ya que la vida es finita, también lo es todo lo que en ella se desarrolla.
Mañana a nadie le importará si hoy fuimos felices o si dejamos mucho y; mucho menos si perdimos oportunidades. Mañana todo habrá pasado como si a nadie le hubiera importado.
Por lo que no es tan útil lo que nos llevamos (sea dolor, sea felicidad) lo que realmente importa es lo que dejamos.
La herencia es lo que muestra al mundo que nosotros fuimos, que existimos en algún momento. La enseñanza, los sueños compartidos, la vida de todos, que es una sola al fin.
Todos tenemos recuerdos y nos reconfortamos en ellos, todos tenemos a quien llorar, a nadie le falta muertos.
Porque esos, los que ya no están, son los que dejaron marcas imborrables en nosotros, son los nuestros, los que nos conforman, los que nos hicieron.
No importa qué se llevaron y ni siquiera lo que nunca compartieron, lo que realmente importa es lo que nos dejaron, lo que hoy nos hace, lo que siempre estará en nuestro recuerdo.
Hoy podemos extrañar, hasta sufrir por ello. Mañana solo será un grato recuerdo, una llama inagotable de cariño, donde podemos reconfortarnos cuando el mundo se pone frío.

jueves, 4 de febrero de 2010

Construiré una balsa

Y seguro me iré a naufragar.
Dice el tema: estoy muy solo y triste acá en este mundo, casi como abandonado (modificaciones a cargo del autor de la página).
La verdad, no es cierto. Pero si noto que el mundo es algo vacío, vacío como la esperanza del que todo lo pierde o la del que nunca tuvo nada. Siento que el mundo es de aquellos que solo llenan sus bocas con frivolidades y hacen de cuenta que son los dueños de algo que no les pertenece.
El mundo en realidad es nuestro, de los que somos, los que estamos y los que cumplimos una misión.
Nadie dijo que sería fácil luchar contra todo, ninguna guerra se gana sentado esperando o llorando en un rincón. Es solo cuestión de salir a luchar y reclamar por lo nuestro, lo que creemos de otros, pero en realidad nos pertenece.
Decía Mercedes que solo se trata de vivir. Al final, solo se trata de vivir. Es un hermoso tema y suena como el cielo, pero no es verdadera la afirmación.
Si me atreviera a corregir (me atrevo) diría que solo se trata de ser feliz. Nadie puede dar una respuesta ni decir que puerta hay que tocar, pero solo se trata de ser feliz.
Buscamos los caminos, descubrimos las piedras de la vida, vemos los nuevos rumbos y siempre, pero siempre ponemos a descansar la pena (hasta la próxima vez).
Nos equivocamos, nos reímos, nos enamoramos y ¿para qué? Solo para ser felices.
Ninguna nota tuvo tan poco sentido como esta y ninguna tantas verdades, hoy construiré una balsa y solo, como llegué y como voy a partir, me iré a naufragar.